La tecnología transgénica es capaz de hacer los cultivos más productivos, más resistentes y menos nocivos para el medio ambiente y, sin embargo, Europa ha decidido prescindir de esta "herramienta" contra el cambio climático manifiesta el experto británico en modificación genética, Wayne Powell.
Powell es director del Institute of Biological, environmental and Rural Sciences (IBERS) de la Universidad de Aberystwyth, en el Reino Unido, y defensor de la necesidad de abrir el debate social y político en Europa sobre el uso de la tecnología transgénica en la agricultura.
Los problemas a los que nos enfrentamos son "muy profundos", explicaba Powell durante la entrevista que concedió a Efeverde tras su participación en unas jornadas sobre biodiversidad en la Casa Encendida de Madrid.
El clima cambia, cada vez hay más personas en el planeta y éstas tienen un mayor poder adquisitivo que hace que la gente quiera comer más alimentos, sobre todo cereales y carne, asegura Powell para quien el reto es abordar esta situación de forma sostenible.
Para conseguirlo "debemos" utilizar todas las tecnologías a nuestro alcance y la modificación genética es, a juicio de Powell, una herramienta "perfecta" para mejorar la productividad y frenar la deforestación al conseguir, con menos terreno cultivado, la misma cantidad de producto.
El investigador británico afirma que los cultivos con transgénicos permiten ahorrar en agua, productos químicos, insecticidas y emisiones de CO2 porque la tecnología genética permite que sean más seguros y resistentes utilizando menos agua y menos nutrientes.
"La tecnología existe desde hace más de 20 años - manifiesta Powell - pero la política y el marco legislativo europeo no permite su utilización, lo que convierte el debate en una cuestión social y no técnica".
El hecho de que la tecnología de modificación genética entrara en la Unión Europea a través de una gran empresa privada, que la comunidad científica no haya comunicado sus ventajas de forma adecuada y que no exista escasez de alimentos en Europa son, a juicio de Powell, las tres razones principales que paralizan la puesta en marcha de esta tecnología.
"Es cierto que Europa no ha sufrido en las últimas décadas necesidad de alimentos pero teniendo en cuenta que no hay evidencias de que la tecnología transgénica afecte a la salud, y con el objetivo de luchar contra el cambio climático, son avances que no deberían ignorarse".
Pese a reconocer que es un tema complejo, Powell se muestra convencido de que Europa "no puede permitirse prescindir de los productos transgénicos" y confía en que los jóvenes recojan su testigo y pongan en marcha un verdadero debate sobre su uso.
Fuente: EFE
Powell es director del Institute of Biological, environmental and Rural Sciences (IBERS) de la Universidad de Aberystwyth, en el Reino Unido, y defensor de la necesidad de abrir el debate social y político en Europa sobre el uso de la tecnología transgénica en la agricultura.
Los problemas a los que nos enfrentamos son "muy profundos", explicaba Powell durante la entrevista que concedió a Efeverde tras su participación en unas jornadas sobre biodiversidad en la Casa Encendida de Madrid.
El clima cambia, cada vez hay más personas en el planeta y éstas tienen un mayor poder adquisitivo que hace que la gente quiera comer más alimentos, sobre todo cereales y carne, asegura Powell para quien el reto es abordar esta situación de forma sostenible.
Para conseguirlo "debemos" utilizar todas las tecnologías a nuestro alcance y la modificación genética es, a juicio de Powell, una herramienta "perfecta" para mejorar la productividad y frenar la deforestación al conseguir, con menos terreno cultivado, la misma cantidad de producto.
El investigador británico afirma que los cultivos con transgénicos permiten ahorrar en agua, productos químicos, insecticidas y emisiones de CO2 porque la tecnología genética permite que sean más seguros y resistentes utilizando menos agua y menos nutrientes.
"La tecnología existe desde hace más de 20 años - manifiesta Powell - pero la política y el marco legislativo europeo no permite su utilización, lo que convierte el debate en una cuestión social y no técnica".
El hecho de que la tecnología de modificación genética entrara en la Unión Europea a través de una gran empresa privada, que la comunidad científica no haya comunicado sus ventajas de forma adecuada y que no exista escasez de alimentos en Europa son, a juicio de Powell, las tres razones principales que paralizan la puesta en marcha de esta tecnología.
"Es cierto que Europa no ha sufrido en las últimas décadas necesidad de alimentos pero teniendo en cuenta que no hay evidencias de que la tecnología transgénica afecte a la salud, y con el objetivo de luchar contra el cambio climático, son avances que no deberían ignorarse".
Pese a reconocer que es un tema complejo, Powell se muestra convencido de que Europa "no puede permitirse prescindir de los productos transgénicos" y confía en que los jóvenes recojan su testigo y pongan en marcha un verdadero debate sobre su uso.
Fuente: EFE