La originalidad del "invento" consiste en darle un nuevo enfoque a la tecnología de "torre solar". En este tipo de instalaciones, el aire es calentado en un gran colector solar, una estructura similar a un invernadero, ubicado alrededor de la base de una chimenea de gran altura. La fuerza de convección resultante provoca que el aire caliente escape por la torre, moviendo unas turbinas que generan electricidad. Su ejemplo más destacado fue un prototipo construido en España en 1982, en concreto en Manzanares (Ciudad Real). Esta planta piloto poseía una chimenea de 195 metros de altura y 10 metros de diámetro, y un invernadero de 244 metros de diámetro, con los que logró generar un máximo de 50 kilovatios (kW), una energía suficiente para diez hogares. Tras ocho años de funcionamiento, la corrosión y una tormenta acabaron con la torre, y la planta se cerró finalmente.
Uno de los factores clave de estas instalaciones es la altura de las torres. Su eficiencia es proporcional a la altura de la torre y, por ello, se han propuesto posteriormente instalaciones con torres de 500 metros o superiores, aunque las pruebas han demostrado que hoy en día no son competitivas.
Para ganar altura, Ian Edmonds propone sustituir la torre por un "globo solar", similar a uno convencional, sólo que consigue elevarse gracias únicamente a la radiación solar. Para ello se basa en un plástico de polietileno ultraligero y de color negro, de manera que absorbe más el calor del sol. Edmonds explica que la idea sería similar a un motor de dos tiempos. El globo se calentaría con la energía procedente del colector solar, y se elevaría a una altura de 3.000 metros. El globo llevaría un cabo atado a un generador, que accionaría a medida que fuera elevándose. Al llegar a su cénit, se liberaría parte del calor para que fuera descendiendo, lo que volvería a mover el generador.
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