Una misión espacial original, que va a hacer avanzar las ciencias de la Tierra y permitirá calibrar las variaciones geofísicas asociadas al cambio climático, comenzó ayer con el lanzamiento del satélite
Goce, de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Es una herramienta muy avanzada que va a medir durante al menos 20 meses las fluctuaciones del campo gravitatorio terrestre con gran detalle. Así se va a producir un modelo mucho mejor que el actualmente disponible del geoide, la representación del planeta que tiene en cuenta las variaciones de la gravedad en su superficie, considerando el nivel del mar en reposo.
Este modelo -una superficie equipotencial por la que una pelota no rodaría- es el que proporciona la referencia cero para el nivel del mar y perfeccionarlo significa, por ejemplo, que se van a poder vigilar mejor los cambios en éste y en la cubierta helada de los polos, así como medir las corrientes oceánicas.
Desde el punto de vista gravitatorio, el planeta Tierra tiene la forma irregular de una patata, más que de una esfera achatada. En Europa, por ejemplo, hay un
chichón y en India una depresión. Esto se debe a que la fuerza de la gravedad en la superficie no es una constante, por varios factores, entre ellos, las irregularidades. Por ejemplo, la masa de una montaña submarina de dos kilómetros de altura produce un
bulto en la superficie del océano sobre ella de la misma altura.
“Es la primera de las seis misiones de observación de la Tierra que prepara la ESA que se pone en órbita”, dijo el lunes Vicente Gómez, director de ESAC, centro científico de la ESA en Madrid, con motivo del lanzamiento, que se retrasó hasta ayer. Por su parte, los representantes de la agencia y de las empresas españolas que participan en
Goce lo calificaron de joya tecnológica. El satélite, de cinco metros de longitud y una tonelada de peso, tiene un
corazón, el gradiómetro, que contiene tres pares de acelerómetros de alta precisión para medir los componentes del campo gravitatorio en tres ejes.
La estructura de
Goce, que ha fabricado EADS CASA Espacio, es de fibra de carbono y núcleo de aluminio, para combinar una rigidez y una estabilidad estructurales altas con un bajo peso. “Pesa únicamente 285 kilos por estar fabricada con materiales preimpregnados de fibra de carbono de muy alto módulo, M55J, lo que proporciona una elevada rigidez con una densidad de sólo 1,56 gramos por metro cuadrado”, explicó recientemente la ingeniera Alicia Ayuso en la Real Academia de Ingeniería.
Además, el
Goce es el satélite que estará en una órbita (268 kilómetros) más baja de todos los lanzados hasta ahora, para obtener los datos con más detalle, y a eso se debe su forma aerodinámica. A esa altura existe todavía rozamiento con la atmósfera, por lo que ha habido que buscar una solución innovadora, con propulsores iónicos de baja potencia que compensan en todo momento este roce y evitan que el satélite vaya cayendo. La unidad de control de la propulsión iónica ha sido obra de EADS Astrium Crisa. Otras empresas españolas participantes son Rymsa, GMV, Deimos Space y Altamira Information. En conjunto, la aportación de la industria española representa un 6% de la misión y 17 millones de euros de un total de 283 millones. En el
Goce participan 41 subcontratistas de 13 países coordinados por Thales Alenia Space, el contratista principal, que también tiene presencia en España.
Ayer, a las 15.21 (hora peninsular) el
Goce fue lanzado al espacio sobre un misil soviético reconvertido desde la base militar rusa de Plesetsk. Poco más de una hora después se produjo la separación del satélite de la última fase del cohete y todos los datos recibidos indicaron normalidad. La sensación de alivio fue general porque el día anterior, a la misma hora, cuando sólo faltaban siete segundos, el lanzamiento fue pospuesto debido a que no se habían abierto las puertas de la torre y ésta no se había podido desplazar lateralmente para dejar al descubierto el cohete. El culpable: un modesto relé que hizo que se aplazara 24 horas la llegada del
Goce al espacio. Ahora, si todo va bien, sus datos se aplicarán en un amplio abanico de disciplinas, que incluyen la climatología, la oceanografía, la geofísica, la geodesia y geodética y los sistemas de localización.