El número de personas afectadas en el mundo a causa de desastres relacionados con el clima podría aumentar en un 50 por ciento para 2015, hasta alcanzar unos 375 millones de damnificados, según revela la organización Oxfam Internacional en el informe ‘El derecho a sobrevivir. El reto humanitario del siglo XXI’ presentado hoy.
Entre 1998 y 2007, el 98 por ciento de las personas afectadas por los denominados desastres naturales sufrió las consecuencias derivadas de fenómenos relacionados con el clima, como sequías, inundaciones o terremotos. Con todo, la organización asegura que “muchas más personas podrá verse afectadas en un futuro ya muy próximo”, a medida que el cambio climático y la mala gestión del medio ambiente provocan una proliferación de estos desastres. Asimismo, prevé que aumentará las persona vulnerables a los desastres debido a la pobreza y a la ubicación geográfica.
Así, con el horizonte puesto en 2015, Oxfam Internacional afirma que el nivel “sin precedentes” de necesidades humanitarias podría superar “con creces” la capacidad humanitaria actual. En este sentido, la organización pide a los gobiernos nacionales, donantes y a agencias que actúen para mejorar la calidad y la cantidad de la ayuda. “La existencia o no de voluntad política para ello será uno de los rasgos definitorios de nuestro siglo”, añade.
De acuerdo con el estudio, el coste de ofrecer asistencia digna en 2015 representaría “sólo una pequeña fracción de lo que los países ricos han gastado en la crisis financiera global desde 2008″. Por ejemplo, si todos los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aportaran lo mismo que los diez países que más donaron en 2006, la ayuda humanitaria disponible alcanzaría los 42.000 millones de dólares (32.500 millones de euros).
Aparte del incremento de recursos destinados a la ayuda humanitaria, así como una mejora en la calidad de la misma, Oxfam también demanda a los países desarrollados que recorten las emisiones de gases de efecto invernadero de forma que el calentamiento global se mantenga por debajo de los dos grados centígrados. Para ello, la organización calcula que deben aportar 50.000 millones de dólares (38.700 millones de euros) anuales a los países en desarrollo como ayuda para que se adapten a los riesgos perpetrados por el cambio climático.
No obstante, Oxfam hace un llamamiento a los gobiernos receptores de las ayudas para que capacite a sus autoridades regionales y a su sociedad civil, de manera que puedan responder de forma más eficaz a las amenazas climáticas; para que inviertan en medios de vida sostenible y mejoren la planificación urbana con el objetivo de que los barrios marginales tenga una vivienda más resistente. Asimismo, les insta a invertir en infraestructuras y servicios públicos para reducir los riesgos sanitarios.
Para la organización, la vulnerabilidad ante los desastres naturales es consecuencia directa de la pobreza y, sobre todo, “de las decisiones políticas, la corrupción y la codicia que la provocan y de la indiferencia política que permite su perpetuación”. Por ello, el informe advierte de que cuanto mayor sea el nivel de pobreza en el que vivan las personas, “menos serán los bienes disponibles para vender y superar la crisis y más durará el proceso de recuperación”.
En esta línea, el trabajo de Oxfam detecta cuatro tendencias que provocarían el incremento de la vulnerabilidad ante estos fenómenos. En primer lugar, ha aumentado el número de personas que viven en chabolas urbanas construidas sobre terrenos precarios. En segundo lugar, la mayor presión a la que se ven sometidos los terrenos agrarios rurales “hará que aumente la inseguridad alimentaria.
En tercer lugar, la degradación del medio ambiente obligará a las personas a huir de sus hogares, “destrozando sus medios de vida y redes de apoyo comunitarias”, según apunta. Por último, Oxfam destaca que el aumento del desempleo provocará “un aumento de las necesidades humanitarias en algunos países”.
Entre 1998 y 2007, el 98 por ciento de las personas afectadas por los denominados desastres naturales sufrió las consecuencias derivadas de fenómenos relacionados con el clima, como sequías, inundaciones o terremotos. Con todo, la organización asegura que “muchas más personas podrá verse afectadas en un futuro ya muy próximo”, a medida que el cambio climático y la mala gestión del medio ambiente provocan una proliferación de estos desastres. Asimismo, prevé que aumentará las persona vulnerables a los desastres debido a la pobreza y a la ubicación geográfica.
Así, con el horizonte puesto en 2015, Oxfam Internacional afirma que el nivel “sin precedentes” de necesidades humanitarias podría superar “con creces” la capacidad humanitaria actual. En este sentido, la organización pide a los gobiernos nacionales, donantes y a agencias que actúen para mejorar la calidad y la cantidad de la ayuda. “La existencia o no de voluntad política para ello será uno de los rasgos definitorios de nuestro siglo”, añade.
De acuerdo con el estudio, el coste de ofrecer asistencia digna en 2015 representaría “sólo una pequeña fracción de lo que los países ricos han gastado en la crisis financiera global desde 2008″. Por ejemplo, si todos los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aportaran lo mismo que los diez países que más donaron en 2006, la ayuda humanitaria disponible alcanzaría los 42.000 millones de dólares (32.500 millones de euros).
Aparte del incremento de recursos destinados a la ayuda humanitaria, así como una mejora en la calidad de la misma, Oxfam también demanda a los países desarrollados que recorten las emisiones de gases de efecto invernadero de forma que el calentamiento global se mantenga por debajo de los dos grados centígrados. Para ello, la organización calcula que deben aportar 50.000 millones de dólares (38.700 millones de euros) anuales a los países en desarrollo como ayuda para que se adapten a los riesgos perpetrados por el cambio climático.
No obstante, Oxfam hace un llamamiento a los gobiernos receptores de las ayudas para que capacite a sus autoridades regionales y a su sociedad civil, de manera que puedan responder de forma más eficaz a las amenazas climáticas; para que inviertan en medios de vida sostenible y mejoren la planificación urbana con el objetivo de que los barrios marginales tenga una vivienda más resistente. Asimismo, les insta a invertir en infraestructuras y servicios públicos para reducir los riesgos sanitarios.
Para la organización, la vulnerabilidad ante los desastres naturales es consecuencia directa de la pobreza y, sobre todo, “de las decisiones políticas, la corrupción y la codicia que la provocan y de la indiferencia política que permite su perpetuación”. Por ello, el informe advierte de que cuanto mayor sea el nivel de pobreza en el que vivan las personas, “menos serán los bienes disponibles para vender y superar la crisis y más durará el proceso de recuperación”.
En esta línea, el trabajo de Oxfam detecta cuatro tendencias que provocarían el incremento de la vulnerabilidad ante estos fenómenos. En primer lugar, ha aumentado el número de personas que viven en chabolas urbanas construidas sobre terrenos precarios. En segundo lugar, la mayor presión a la que se ven sometidos los terrenos agrarios rurales “hará que aumente la inseguridad alimentaria.
En tercer lugar, la degradación del medio ambiente obligará a las personas a huir de sus hogares, “destrozando sus medios de vida y redes de apoyo comunitarias”, según apunta. Por último, Oxfam destaca que el aumento del desempleo provocará “un aumento de las necesidades humanitarias en algunos países”.
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