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jueves, 25 de junio de 2009

Wallace S. Broecker, el “padre” del cambio climático, apuesta por la captura y secuestro de CO2

Wallace S. Broecker (Chicago, 1931) es considerado el autor del término “cambio climático” a partir de la publicación, en 1975, de un artículo en la revista Science titulado “Cambio Climático: ¿Estamos al borde de un calentamiento global pronunciado?” Fue el primero en predecir el aumento de las temperaturas a principios del siglo XXI debido a la actividad antropogénica; y el primero en investigar la absorción de CO2 por el océano y su papel regulador en la temperatura global. En la actualidad, es catedrático en el Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra en la Universidad de Columbia (Nueva York).

Broecker ha viajado a España para recoger mañana, 18 de junio, en Madrid, el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático en su primera edición. Según sus declaraciones, deberíamos potenciar al máximo las energías renovables; pero a pesar de ello, no podemos confiar en que en los próximos 50 años consigan despegar del todo. Por eso, es necesario adoptar una solución de emergencia, como lo sería la captura y secuestro de CO2 de la atmósfera.

Broecker advirtió que “se trata de buscar un refuerzo a las energías renovables, no una alternativa. Pero es absolutamente esencial que dediquemos esfuerzo al secuestro de carbono, que aprendamos cómo llevarlo a cabo de forma que no dañe al medio ambiente y que tenga unos costes energéticos y económicos aceptables”. Considera que no es suficiente la reducción de emisiones por parte de los países industrializados y que estos deberían estraer de la atmósfera el CO2 emitido.

Sus últimas investigaciones concluyen en que el clima del Planeta puede cambiar de forma abrupta en periodos muy cortos, de menos de 20 años. Considera que todavía no sabemos con exactitud lo que sucederá dentro de 100 o 200 años, ya que los modelos climáticos utilizados hasta ahora no han tenido en cuenta lo ocurrido en el pasado. El cambio climático es una realidad y según Broecker, quienes lo niegan “no son personas de alto nivel”.

Según el experto, el cambio climático tendrá graves consecuencias en todo el Planeta y dentro de 30 años tendremos que adoptar medidas contundentes. «Somos la custodia de la atmósfera terrestre y nos compete hacer algo; sería una actitud absolutamente irresponsable quedarnos de brazos cruzados sin hacer nada».


viernes, 19 de junio de 2009

Un auto EcoAmigo

Se presentará en Europa un nuevo automóvil totalmente eléctrico que funciona con energía solar. El “Blue Car” de cinco puertas estará listo para una producción estimada en 60.000 unidades por año a partir del 2010.

Los paneles solares aplicados sobre el techo del “Blue Car” proveen energía para los sistemas del vehículo. Cuenta con frenos regenerativos, baterías que duran hasta 95km por carga y todos los materiales con los que se produce fueron constatados de ser lo más amigables al medio ambiente posible


miércoles, 17 de junio de 2009

La presencia de CO2 en el Atlántico por la acción humana es mayor de lo que se pensaba

El océano Atlántico almacena un 13% más de dióxido de carbono (CO2) antropogénico (el generado por la actividad humana) de lo que se creía, según concluye un estudio internacional en el que han participado expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En concreto, la cantidad de CO2 presente en el Atlántico por la acción del hombre es de 54 gigatoneladas, frente a las 47 estimadas hasta ahora.

Enmarcado en el proyecto CARBOOCEAN de la Unión Europea (UE), esta investigación se realizó en el Atlántico por su importante papel en la circulación oceánica global y por ser el océano que almacena mayor cantidad de CO2 respecto a su volumen total. Sin embargo, "las conclusiones son extrapolables a cualquier otro océano del mundo, por lo que la cantidad global de carbono almacenada podría ser mayor de lo estimado hasta el momento", asegura Marcos Vázquez, del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, en Vigo.

Para estimar la cantidad de carbono antropogénico, los investigadores aplicaron cinco métodos de análisis, combinando técnicas clásicas y modernas. Cuatro de estos métodos se basan en medidas de CO2 disuelto, salinidad, temperatura, nutrientes y alcalinidad en el agua del mar. El quinto se basa en estimaciones a partir de la presencia de CFC (cloroflurocarbonos de uso industrial). Se espera además que el análisis y comparación de los resultados sirva para detectar las carencias de cada método y mejorarlos.

El carbono antropogénico es todo aquel originado por la quema de combustibles fósiles, deforestación, cambios en el uso del suelo, etc. Parte de este CO2 que se emite a la atmósfera es más tarde "secuestrado" por las plantas mediante la fotosíntesis, pero también por el océano. "Existe un intercambio continuo de captación y emisión de dióxido de carbono entre el océano y la atmósfera, en un estado de equilibrio dinámico, y a escala global el océano capta más CO2 del que emite", explica Vázquez. "Este secuestro no es uniforme", continúa el investigador del CSIC, "y así hay zonas más saturadas que otras".

Este proceso tiene un potencial mitigador frente a los efectos del cambio climático, aunque también produce efectos no deseados, como la disminución del pH del agua, lo que se conoce como acidificación de los océanos. "Este fenómeno, que se produce sobre todo en aguas superficiales, causa alteraciones de la actividad fotosintética de las praderas de fanerógamas marinas, así como en la reproducción de moluscos y equinodermos y dificulta la formación del exoesqueleto calcáreo (conchas, caparazones) de corales y moluscos", aclara el científico.

En cualquier caso, la capacidad de almacenamiento de carbono por parte del océano cambia según los niveles de CO2 atmosféricos y la cantidad ya almacenada en los mares, lo que hace necesario conocer con precisión las cantidades presentes en el agua. Así, la cantidad global de carbono almacenada en todo el océano desde 1800 hasta nuestros días es de 147,5 gigatoneladas. Por término medio, en las últimas tres décadas se ha incrementado a razón de dos gigatoneladas por año. "Conocer la cantidad de carbono antropogénico presente en los océanos es importante porque nos permite estimar cuánto más podrían almacenar o cuánto tendríamos que reducir las emisiones de CO2 para minimizar el impacto antrópico y que no se produzcan efectos irreversibles no deseables a medio o largo plazo", concluye Vázquez.


viernes, 12 de junio de 2009

Sydney se ilumina por una mayor conciencia ecológica

Australia muestra de una manera decididamente diferente, su postura en contra del calentamiento global. En lugar de pedirle a sus habitantes que apaguen las luces o de hacer protestas en el parlamento, Brien Eno, un productor de música, inauguró el Festival de las Luces (Luminous Festival), un proyecto que incluye distintos eventos orientados a la ecología y a la discusión sobre el cambio climático.

El festival de luces y sonido consta de varias esculturas de luces ubicadas en diferentes lugares de la ciudad que ofrecen una deslumbrante gala de colores y movimiento. Pero lo más destacado es el show de luces que proyectará imágenes sobre el Opera House cada anochecer iluminándolo por completo.

El trabajo está compuesto por unas 300 imágenes y un software especial que las combina y mezcla para crear un arte regenerativo, una pintura en constante estado de evolución que ha convertido las velas de la Casa de la Ópera en una gigantesca tela pictórica.

El trabajo está compuesto por unas 300 imágenes y un software especial que las combina y mezcla para crear un arte regenerativo, una pintura en constante estado de evolución.

Los organizadores han escogido como escenarios sitios emblemáticos de Sídney, como el centro, el barrio de The Rocks, el embarcadero de transbordadores Circular Quay, el Museo de Arte Contemporáneo, el puerto deportivo Darling Harbour y la Casa de la Ópera.


martes, 9 de junio de 2009

Una exitosa CARBON EXPO da paso a negociaciones en Bonn

La mayor feria de intercambio de emisiones cerró su edición de este año con 276 expositores provenientes de 83 países, y 3000 visitantes representando a 111 países.

El mercado sigue creciendo aún cuando el número de proyectos presentados para su registro ante Naciones Unidas ha disminuido. Se notó optimismo dentro del sector respecto a los proyectos forestales, las compensaciones voluntarias de las emisiones y la participación de Estados Unidos. Próximamente podréis ver artículos en este blog sobre los diversos temas tratados en esta Carbon Expo.

Desde el 1 de junio y hasta el 12 de junio se lleva a cabo en Bonn la 30a. sesión de los organismos subsidiarios de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático: el Organismo Subsidiario de Implementación y el Organismo Subsidiario de Asesoramiento Científico y Técnico (SBI y SBSTA, respectivamente, por sus siglas en inglés). La discusión girará sobre el texto preliminar que describe un nuevo acuerdo internacional sobre cambio climático.

Una última sesión extraordinaria de negociación previa a la Cumbre de Copenhague se realizará entre los días 2 a 6 de noviembre en Barcelona.


viernes, 5 de junio de 2009

Hongos para producir biocombustibles

Una de las razones importantes para defender la biodiversidad es muy práctica: la naturaleza esconde recursos útiles para el ser humano. Un ejemplo de ello son los hongos, de los que se pueden extraer numerosas aplicaciones. Una de ellas podría ser la producción a gran escala de biocombustibles de segunda generación, que evitarían así las desventajas medioambientales de los actuales. Diversos equipos científicos de todo el mundo trabajan en esta prometedora línea de investigación, aunque reconocen que todavía necesitarán tiempo para lograr un sistema competitivo.

El Gliocladium roseum podría ser uno de los candidatos a la producción de estos nuevos biocombustibles. Se trata de un hongo hallado en la selva tropical patagónica, en el interior de unos árboles denominados ulmos. Según sus descubridores, unos investigadores de la Universidad estadounidense del Estado de Montana, explican que muchos organismos son capaces de generar hidrocarburos, pero este hongo produce en forma de vapor hasta 55 compuestos diferentes. Al hacerlo crecer en laboratorio, los científicos consiguieron un combustible similar al utilizado en los vehículos.

La ventaja añadida de este hongo, según sus descubridores, es que permite una producción de los biocombustibles más sencilla. El proceso convencional conlleva que los cultivos tienen que procesarse por microbios, mientras que este hongo puede aprovechar directamente la celulosa, el principal componente de las plantas y el papel, además del azúcar. En este sentido, los árboles, ricos en celulosa, tienen componentes de glucosa, pero obtenerla para producir el alcohol, base del combustible, es complicado.

Por ello, la utilización de un hongo para transformar esta celulosa en biocombustibles supondría una ventaja medioambiental más, ya que la biomasa podría ser también aprovechada. Asimismo, destacan sus defensores, supondría una lucha contra el cambio climático, ya que se obtendría un balance cero entre el dióxido de carbono (CO2) fijado por las plantas y el liberado durante la utilización industrial de su biomasa.

El G. roseum no es el único hongo con posibilidades para su transformación en biocombustibles. En el Instituto de Química Tecnológica de la India, un grupo de científicos ha desarrollado un método que podría incrementar la eficiencia del biodiésel y rebajar el coste de su producción.

Los ingenieros químicos indios pasan aceite de girasol y metanol a través de un lecho de pellets con esporas de hongos, en concreto el Metarhizium anisopliae. Una enzima producida por el hongo, denominada lipasa, se encarga de producir biodiésel con una eficiencia mucho mayor que en un sistema convencional, donde se pierde mucho tiempo y energía en realizar el proceso de transformación.

La investigación genética también es otra área que puede resultar esencial en el camino hacia estos "micocombustibles". Por ejemplo, un equipo de científicos franceses y estadounidenses ha secuenciado el genoma del Trichoderma reesei. Las enzimas de este hongo, denominadas celulasas, poseen una gran capacidad de degradación. De hecho, fueron la pesadilla de uniformes y tiendas de lona del ejército estadounidense en el Pacífico Sur, donde fueron descubiertas durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora, los investigadores podrían darle una utilidad positiva: el T. reesei denota una gran capacidad para convertir biomasa en azúcares simples, lo que podría permitir la producción de biocombustibles de segunda generación.


martes, 2 de junio de 2009

El calentamiento global provoca la muerte masiva de invertebrados en el Mediterráneo

El calentamiento de las aguas está haciendo estragos en el Mediterráneo. Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que las condiciones estivales en el mar se han prolongado en un 40% de 1974 a 2006, a razón de alrededor de un día por año, lo que ha ocasionado episodios de muerte en masa de organismos invertebrados bentónicos (los que habitan en el fondo de los ecosistemas acuáticos).

En periodos estivales extremadamente largos y cálidos como los de 1999 y 2003 se produjeron sendos procesos de mortalidad en masa en más de 500 kilómetros en el mar Ligur (brazo del mar Mediterráneo, al sur de Europa) y en la práctica totalidad del Mediterráneo noroccidental, respectivamente, afirma el estudio.

"El alargamiento de las condiciones veraniegas en el mar causado por el cambio global se debe al incremento en la duración e intensidad de la estratificación o falta de mezcla entre las aguas profundas y superficiales en la columna de agua", explica el CSIC.

"Durante el periodo estival, la capa superficial del mar se calienta progresivamente por lo que aumenta el contraste térmico con las capas de agua inferiores. Esta situación de estratificación se prolonga desde mayo hasta octubre aproximadamente, cuando con el descenso de las temperaturas y la intervención del viento, el agua se enfría y mezcla de forma vertical de nuevo, por lo que se rompe la estratificación", añade.

A través de experimentos de laboratorio y observaciones de campo, los investigadores del CSIC han demostrado que el calentamiento global es el desencadenante de la mortalidad en masa de especies como las gorgonias (octocorales) emblemáticas del Mediterráneo. También se han visto afectados invertebrados suspensívoros, como corales, zoantarios, esponjas, briozoos o bivalvos, componentes fundamentales de lacomunidad coralígena, una de las más diversas y abundantes del Mediterráneo, con más de 1.600 especies.

"La causa de la mortalidad de estos organismos es el estrés fisiológico debido a las limitaciones energéticas. En condiciones normales, el verano es una época energéticamente desfavorable para los invertebrados suspensívoros. Las altas temperaturas implican un mayor esfuerzo respiratorio y no hay tanto alimento disponible, ya que los nutrientes no suben de las aguas profundas más frías a las aguas superiores más cálidas", comenta Rafael Coma, uno de los autores del trabajo. Este tipo de organismos es capaz de soportar una duración normal de las condiciones adversas que representa el periodo estival. Pero difícilmente pueden superar una prolongación anómala, especialmente si ésta se produce en combinación con temperaturas anormalmente elevadas.

Marta Ribes, también autora del trabajo, advierte de que el aumento de episodios de mortalidad producirá cambios profundos en la composición de las comunidades litorales que viven en las capas superiores del mar. Ribes considera necesario disponer de observatorios y series de datos ambientales "para poder cuantificar, entender y, quizás, afrontar a tiempo los efectos del cambio global sobre los ecosistemas".


lunes, 1 de junio de 2009

Por qué hay que proteger las fibras naturales

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha elegido 2009 como el Año Internacional de las Fibras Naturales (AINF). Su objetivo es concienciar a los consumidores de la importancia de estos cultivos para el medio ambiente, la salud y la seguridad alimentaria de todo el planeta. Cada año se producen unos 30 millones de toneladas de dichas fibras en todo el mundo. Sin embargo, su consumo ha sido sustituido progresivamente desde los años 60 por los materiales sintéticos. Por ello, otro de los objetivos principales del AINF pasa por promover su producción y consumo.

Los responsables de la FAO ofrecen varias razones para promocionar estos productos naturales, en concreto 15 elementos de origen vegetal y animal que se producen tradicionalmente en todo el mundo, salvo tres fibras que se incluirán en el Año Internacional de los Bosques, en 2011. Su producción supone una importante fuente de ingresos: se trata de un sector que genera para los agricultores de todo el mundo unos 29.000 millones de euros anuales. El valor económico de las fibras es especialmente elevado en los países en desarrollo, donde puede alcanzar en algunos casos hasta la mitad de las exportaciones. Por ello, la seguridad alimentaria de millones de personas en todo el planeta depende de ellas.

Las aplicaciones de las fibras naturales son cada vez más diversas. Además de su milenario uso textil (en México y Pakistán se han encontrado vestigios de artículos de algodón de hace 5.000 años a. C.), cada vez más sectores industriales encuentran en estos materiales nuevas aplicaciones, como por ejemplo en materiales compuestos o en implantes médicos.

En cuanto a sus ventajas para el medio ambiente y la salud, la utilización de forma sostenible de las fibras de origen vegetal y animal proporciona un recurso natural y renovable, evitando el impacto de los materiales sintéticos, que utilizan principalmente sustancias derivadas del petróleo. Por su parte, se trata de materiales naturales que al ser utilizados como tejidos se adaptan sin problemas a la piel.

Ahora bien, la FAO también recuerda que el cultivo insostenible de estos materiales conlleva una serie de perjuicios. Por ejemplo, sus responsables destacan el caso de la producción intensiva del algodón, que ha supuesto el uso masivo de pesticidas, principalmente insecticidas, con un riesgo serio para la salud de granjeros y consumidores, la agrobiodiversidad, el agua potable y los ecosistemas.

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