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miércoles, 17 de junio de 2009

La presencia de CO2 en el Atlántico por la acción humana es mayor de lo que se pensaba

El océano Atlántico almacena un 13% más de dióxido de carbono (CO2) antropogénico (el generado por la actividad humana) de lo que se creía, según concluye un estudio internacional en el que han participado expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En concreto, la cantidad de CO2 presente en el Atlántico por la acción del hombre es de 54 gigatoneladas, frente a las 47 estimadas hasta ahora.

Enmarcado en el proyecto CARBOOCEAN de la Unión Europea (UE), esta investigación se realizó en el Atlántico por su importante papel en la circulación oceánica global y por ser el océano que almacena mayor cantidad de CO2 respecto a su volumen total. Sin embargo, "las conclusiones son extrapolables a cualquier otro océano del mundo, por lo que la cantidad global de carbono almacenada podría ser mayor de lo estimado hasta el momento", asegura Marcos Vázquez, del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, en Vigo.

Para estimar la cantidad de carbono antropogénico, los investigadores aplicaron cinco métodos de análisis, combinando técnicas clásicas y modernas. Cuatro de estos métodos se basan en medidas de CO2 disuelto, salinidad, temperatura, nutrientes y alcalinidad en el agua del mar. El quinto se basa en estimaciones a partir de la presencia de CFC (cloroflurocarbonos de uso industrial). Se espera además que el análisis y comparación de los resultados sirva para detectar las carencias de cada método y mejorarlos.

El carbono antropogénico es todo aquel originado por la quema de combustibles fósiles, deforestación, cambios en el uso del suelo, etc. Parte de este CO2 que se emite a la atmósfera es más tarde "secuestrado" por las plantas mediante la fotosíntesis, pero también por el océano. "Existe un intercambio continuo de captación y emisión de dióxido de carbono entre el océano y la atmósfera, en un estado de equilibrio dinámico, y a escala global el océano capta más CO2 del que emite", explica Vázquez. "Este secuestro no es uniforme", continúa el investigador del CSIC, "y así hay zonas más saturadas que otras".

Este proceso tiene un potencial mitigador frente a los efectos del cambio climático, aunque también produce efectos no deseados, como la disminución del pH del agua, lo que se conoce como acidificación de los océanos. "Este fenómeno, que se produce sobre todo en aguas superficiales, causa alteraciones de la actividad fotosintética de las praderas de fanerógamas marinas, así como en la reproducción de moluscos y equinodermos y dificulta la formación del exoesqueleto calcáreo (conchas, caparazones) de corales y moluscos", aclara el científico.

En cualquier caso, la capacidad de almacenamiento de carbono por parte del océano cambia según los niveles de CO2 atmosféricos y la cantidad ya almacenada en los mares, lo que hace necesario conocer con precisión las cantidades presentes en el agua. Así, la cantidad global de carbono almacenada en todo el océano desde 1800 hasta nuestros días es de 147,5 gigatoneladas. Por término medio, en las últimas tres décadas se ha incrementado a razón de dos gigatoneladas por año. "Conocer la cantidad de carbono antropogénico presente en los océanos es importante porque nos permite estimar cuánto más podrían almacenar o cuánto tendríamos que reducir las emisiones de CO2 para minimizar el impacto antrópico y que no se produzcan efectos irreversibles no deseables a medio o largo plazo", concluye Vázquez.


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