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jueves, 6 de noviembre de 2008

Energía solar desde el espacio

La energía solar espacial se basa en un concepto en teoría sencillo: instalar unos paneles solares en órbita geoestacionaria (a unos 35.000 kilómetros de altura) y transmitir mediante microondas o láser la energía lograda a una estación en tierra, para distribuirla luego por la red. La idea ya se planteó en los años 70 del siglo XX, pero sus elevados costes la hicieron inviable. En la actualidad, la búsqueda de nuevas y limpias energías, ante el próximo final del petróleo, y el avance de la tecnología, vuelven a hacerla interesante.

Las ventajas de obtener energía solar desde el espacio invitan a tenerla de nuevo en consideración: se dispone de luz prácticamente las veinticuatro horas del día, sin el obstáculo de las nubes o el mal tiempo, y con capacidad de obtener ocho veces más energía que los paneles solares terrestres. Según un estudio del Instituto de Investigación en Energía de EE.UU., un km2 de paneles solares en órbita recibiría en un año más energía que todas las reservas de petróleo conocidas.

Asimismo, sus defensores afirman que, al igual que la energía solar terrestre, se trata de una fuente limpia e inagotable, y en este caso, también flexible y segura, ya que no harían falta complejas redes eléctricas intercontinentales y los apagones serían prácticamente nulos, incluso en condiciones extremas.

Por ello, varias iniciativas quieren demostrar que se trata de una idea viable que sólo necesita más apoyos. En Estados Unidos, la asociación para el desarrollo de este tipo de energía transmitía recientemente energía vía microondas entre las islas de Maui y Hawai, distanciadas por 148 kilómetros. Su presidente, John C. Mankins, espera con esta demostración convencer a posibles inversores que sufraguen los casi 5.000 millones de euros necesarios para poner en órbita una planta piloto de entre cinco y diez megavatios (MW) para 2018.

Por su parte, la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA) dispone de un proyecto, con un presupuesto de unos cuatro millones de euros, en el que baraja 23 propuestas diferentes de sistemas para establecer su viabilidad económica. En el sector privado, la empresa californiana Space Island quiere probar en la India sus satélites solares. Asimismo, la Estación Espacial Internacional (ISS), cuya fecha de finalización está prevista para 2010, podría utilizarse para probar por primera vez este sistema.

Además de EE.UU., otros países se muestran también interesados. En Japón, su Agencia de Exploración Aerospacial, la JAXA, y el Instituto Universitario de Ingeniería Láser de Osaka quieren contar para 2030 con un sistema de colectores gigantes de energía solar en órbita capaz de producir energía suficiente para medio millón de hogares. Por el momento están probando el sistema de transmisión de la energía por microondas en el parque aerospacial de Hokkaido. Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) lleva años estudiando este sistema, colaborando también con Japón. En 2004 comenzó un estudio de viabilidad sobre las posibles tecnologías.

El año pasado, un consorcio formado por el Departamento de Defensa de EE.UU. y un grupo de empresas suizoalemanas informaba de un proyecto para probar un sistema de energía solar en las islas Palau, en el Océano Pacífico. Su objetivo era poner en órbita para 2012 unos paneles de un MW, capaces de abastecer de energía a unos 1.000 hogares. Según sus responsables, el proyecto podría costar unos 625 millones de euros.


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