África sólo es responsable de un 4% de las emisiones de dióxido de carbono que contaminan la atmósfera terrestre y sin embargo, la globalización de las emisiones le afectan directamente, además de que viven allí millones de personas también hace estragos en la naturaleza en la que viven por una cuestión de pura supervivencia.
En el estudio se recogen fotografías actuales y otras de hace 35 años que demuestran que las nieves del Kilimanjaro desaparecen, que el lago Chad está prácticamente seco y que los glaciares de las montañas ugandesas de Rwenzori, hogar de los famosos gorilas de Diane Fossey, han disminuido hasta un 50% en unas pocas décadas.
Y no sólo la nieve se está viendo afectada, aumentan las calvas que se ven en las selvas del Congo, destinadas a sacar madera, el bosque espinoso ha sucumbido en los últimos 30 años a los cultivos y la necesidad de contar con leña, el combustible de los pobres, y en Sudán se ha afectado gravemente a las frágiles colinas de Jebel Marra, un ecosistema único que ha perdido sus árboles y sus arbustos en poco tiempo.
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