Los cambios en la circulación de las aguas que acompañarán el cambio climático incrementarán la estratificación y la temperatura de las aguas, condiciones propicias para generar una disminución del oxígeno y una desaparición de la fauna marina. Las zonas marinas muertas han experimentado un crecimiento exponencial desde los años 60, según un estudio sueco-estadounidense que revela que actualmente hay 400 zonas costeras en el mundo donde la vida marina está asfixiada por la contaminación.
Estos extensos litorales, cuyos ecosistemas acuáticos desaparecen ahogados por falta de oxígeno en el agua, "probablemente se duplicaron cada diez años desde la década de 1960", afirman los investigadores Robert Diaz del Instituto de Ciencias Marinas del College of William and Mary de Virginia (este de Estados Unidos) y Rutger Rosenberg, del departamento de Ecología Marina de la Universidad de Gothenburg en Suecia. Unos 245.000 kilómetros cuadrados estarían afectados.
"La localización de estas zonas muertas corresponde a los centros donde vive una gran población y donde se vuelcan importantes cantidades de sustancias nutritivas", explicó el estudio publicado el viernes en la revista Science. El fenómeno, conocido como eutrofización, es provocado por la contaminación industrial y el vuelco en las aguas de los fosfatos y nitratos remanentes de los abonos.
Esta acumulación de materias orgánicas provoca primero una proliferación de algas y se descompone luego en microbios que consumen el oxígeno del agua, matando así peces, crustáceos y destruyendo el bentos, el conjunto de organismos vegetales y animales que viven en los fondos marinos. Esta destrucción del medio ambiente marino por hipoxia (falta de oxígeno) ocurre preferentemente en las aguas calmas y poco revueltas de estuarios, fiordos y mares interiores.
En los últimos años, nuevos litorales han sido afectados, sobre todo en el mar Báltico (hoy la mayor zona muerta del mundo), el Mar Negro, el Golfo de México, el este de China y el Estrecho de Kattegat, en Suecia. Los investigadores subrayan que esta contaminación pone en peligro los cultivos comerciales de peces y crustáceos cerca de las costas.
El fenómeno fue observado por primera vez en la costa adriática en los años 50. De manera estacional, afecta el norte del Golfo de México, la bahía de Chesapeake (este de Estados Unidos) y las aguas escandinavas. Lleva años remediar la hipoxia severa de un litoral y solamente el 4% de las zonas muertas muestra actualmente señales de mejora, afirma el estudio.
De 1973 a 1990 por ejemplo, una zona muerta se extendió sobre 40 mil km2 en el litoral al noroeste del mar Negro. No obstante, la cantidad de oxígeno en el agua mejoró cuando en 1989 la ex Unión Soviética dejó de subvencionar los abonos para los agricultores. En 1995, el nivel de oxígeno era nuevamente normal.
De las 400 zonas muertas del planeta, la mitad registra el fenómeno de proliferación vegetal seguido de una desaparición del oxígeno y del medio marino una vez por año, fundamentalmente en verano, cuando el agua es más caliente.
En un cuarto del resto de los casos, la contaminación es estacional. Es "episódica" en el 17% de los casos y persiste de forma permanente en el 8% de los casos en el Mar Báltico y en los fiordos. El desecho de los nitratos, pero también el cambio climático, pesarán en la evolución de estas zonas muertas, estiman los investigadores, que llaman a una "gestión apropiada" de los desechos.
Los cambios en la circulación de las aguas que acompañarán el cambio climático incrementarán la estratificación y la temperatura de las aguas, condiciones propicias para generar una disminución del oxígeno y una desaparición de la fauna marina.
Estos extensos litorales, cuyos ecosistemas acuáticos desaparecen ahogados por falta de oxígeno en el agua, "probablemente se duplicaron cada diez años desde la década de 1960", afirman los investigadores Robert Diaz del Instituto de Ciencias Marinas del College of William and Mary de Virginia (este de Estados Unidos) y Rutger Rosenberg, del departamento de Ecología Marina de la Universidad de Gothenburg en Suecia. Unos 245.000 kilómetros cuadrados estarían afectados.
"La localización de estas zonas muertas corresponde a los centros donde vive una gran población y donde se vuelcan importantes cantidades de sustancias nutritivas", explicó el estudio publicado el viernes en la revista Science. El fenómeno, conocido como eutrofización, es provocado por la contaminación industrial y el vuelco en las aguas de los fosfatos y nitratos remanentes de los abonos.
Esta acumulación de materias orgánicas provoca primero una proliferación de algas y se descompone luego en microbios que consumen el oxígeno del agua, matando así peces, crustáceos y destruyendo el bentos, el conjunto de organismos vegetales y animales que viven en los fondos marinos. Esta destrucción del medio ambiente marino por hipoxia (falta de oxígeno) ocurre preferentemente en las aguas calmas y poco revueltas de estuarios, fiordos y mares interiores.
En los últimos años, nuevos litorales han sido afectados, sobre todo en el mar Báltico (hoy la mayor zona muerta del mundo), el Mar Negro, el Golfo de México, el este de China y el Estrecho de Kattegat, en Suecia. Los investigadores subrayan que esta contaminación pone en peligro los cultivos comerciales de peces y crustáceos cerca de las costas.
El fenómeno fue observado por primera vez en la costa adriática en los años 50. De manera estacional, afecta el norte del Golfo de México, la bahía de Chesapeake (este de Estados Unidos) y las aguas escandinavas. Lleva años remediar la hipoxia severa de un litoral y solamente el 4% de las zonas muertas muestra actualmente señales de mejora, afirma el estudio.
De 1973 a 1990 por ejemplo, una zona muerta se extendió sobre 40 mil km2 en el litoral al noroeste del mar Negro. No obstante, la cantidad de oxígeno en el agua mejoró cuando en 1989 la ex Unión Soviética dejó de subvencionar los abonos para los agricultores. En 1995, el nivel de oxígeno era nuevamente normal.
De las 400 zonas muertas del planeta, la mitad registra el fenómeno de proliferación vegetal seguido de una desaparición del oxígeno y del medio marino una vez por año, fundamentalmente en verano, cuando el agua es más caliente.
En un cuarto del resto de los casos, la contaminación es estacional. Es "episódica" en el 17% de los casos y persiste de forma permanente en el 8% de los casos en el Mar Báltico y en los fiordos. El desecho de los nitratos, pero también el cambio climático, pesarán en la evolución de estas zonas muertas, estiman los investigadores, que llaman a una "gestión apropiada" de los desechos.
Los cambios en la circulación de las aguas que acompañarán el cambio climático incrementarán la estratificación y la temperatura de las aguas, condiciones propicias para generar una disminución del oxígeno y una desaparición de la fauna marina.
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